Esta preciosa zorra de 18 años llega demasiado tarde a casa y es salvajemente castigada por su pervertido padre. Vestida muy ligera, la niña grita y llora de dolor mientras su desalmado padre cerdo la azota y azota salvajemente. La guarra se sienta en el sofá y se ve obligada a dejar que la cera caliente gotee sobre sus preciosas, pequeñas y firmes tetas.
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